Lo miró de arriba a abajo sin saber que más hacer. Apenas y podía creer que lo estaba viendo de frente, sin mencionar el estado en el que se encontraba (aunque realmente, eso no importaba tanto).
No… era el hecho de tenerlo ahí en frente lo que le había provocado el estado de shock (de hecho, fue extraño que no cayera desmayada al momento de volver a escuchar su voz después de tanto tiempo).
Después de unos segundos, quiso hacer algunas cosas que el lado racional de su cerebro, que comenzaba a tomar control, frenaba a toda costa: quiso hablar, pero ¿qué podría decir que no hubiera dicho antes? Quiso reclamarle y preguntarle ¿qué le había tomado tanto tiempo?,¿por qué no había llegado antes?, pero realmente no quería escuchar la respuesta. Quiso mostrarle que ella también tenía una cicatriz, ¿pero qué caso tenía? Después quiso dejar de recordar el hecho de que la tenía y la razón que provocó la herida profunda que solía ser…
Todo aquello ocurrió en cuestión de segundos.
Al final no pudo contra tu ser sentimental y se arrojó a sus brazos, así, sin decir nada, solo con un millón de pensamientos en la cabeza. Sobre todo le costaba creer que realmente estaba ahí, abrazada a él, después de tantas veces de haberlo soñado por fin podía tenerlo.
¿En verdad podía tenerlo? Su parte racional comenzaba a surgir de nuevo.
Eso era lo que ella temía más que nada, el sentir que de nuevo puede ser suyo, solo suyo, para volver a encontrarse con la realidad. No, seguía sin poderlo creer.
Se apartó de su cuerpo y volvió a mirarlo, de nuevo sin poder decir una palabra.
Él esperaba una respuesta concreta de sus labios, la expresión en su cara delataba su urgencia por escucharla. Eso a ella le dolía. Más que la vieja herida, más que el tiempo de espera. Sufría por no poder contestar.
De momento el hombre que se encontraba frente a ella comenzó a desvanecerse, alejándose tirado por el viento nocturno.
Ella comenzó a gritar, por fin pudo lograr producir un sonido de su boca. Quería suplicarle que no se fuera, pero ya era tarde.
En ese momento despertó sobresaltada. Si, había sido un sueño como aquel que ya había tenido tantas noches anteriores. Era de esperarse, el que él se encontrara frente a ella solo podía tratarse de un sueño… y nada más.
Volvió a recostarse entre el calor de sus sábanas y se resignó a lo que tocaba: volver a dormir unas cuantas horas para luego levantarse al trabajo, la escuela, la tesis, la rutina diaria…
Entonces, alguien tocó a su puerta.
No… era el hecho de tenerlo ahí en frente lo que le había provocado el estado de shock (de hecho, fue extraño que no cayera desmayada al momento de volver a escuchar su voz después de tanto tiempo).
Después de unos segundos, quiso hacer algunas cosas que el lado racional de su cerebro, que comenzaba a tomar control, frenaba a toda costa: quiso hablar, pero ¿qué podría decir que no hubiera dicho antes? Quiso reclamarle y preguntarle ¿qué le había tomado tanto tiempo?,¿por qué no había llegado antes?, pero realmente no quería escuchar la respuesta. Quiso mostrarle que ella también tenía una cicatriz, ¿pero qué caso tenía? Después quiso dejar de recordar el hecho de que la tenía y la razón que provocó la herida profunda que solía ser…
Todo aquello ocurrió en cuestión de segundos.
Al final no pudo contra tu ser sentimental y se arrojó a sus brazos, así, sin decir nada, solo con un millón de pensamientos en la cabeza. Sobre todo le costaba creer que realmente estaba ahí, abrazada a él, después de tantas veces de haberlo soñado por fin podía tenerlo.
¿En verdad podía tenerlo? Su parte racional comenzaba a surgir de nuevo.
Eso era lo que ella temía más que nada, el sentir que de nuevo puede ser suyo, solo suyo, para volver a encontrarse con la realidad. No, seguía sin poderlo creer.
Se apartó de su cuerpo y volvió a mirarlo, de nuevo sin poder decir una palabra.
Él esperaba una respuesta concreta de sus labios, la expresión en su cara delataba su urgencia por escucharla. Eso a ella le dolía. Más que la vieja herida, más que el tiempo de espera. Sufría por no poder contestar.
De momento el hombre que se encontraba frente a ella comenzó a desvanecerse, alejándose tirado por el viento nocturno.
Ella comenzó a gritar, por fin pudo lograr producir un sonido de su boca. Quería suplicarle que no se fuera, pero ya era tarde.
En ese momento despertó sobresaltada. Si, había sido un sueño como aquel que ya había tenido tantas noches anteriores. Era de esperarse, el que él se encontrara frente a ella solo podía tratarse de un sueño… y nada más.
Volvió a recostarse entre el calor de sus sábanas y se resignó a lo que tocaba: volver a dormir unas cuantas horas para luego levantarse al trabajo, la escuela, la tesis, la rutina diaria…
Entonces, alguien tocó a su puerta.
por: Lil21